sábado, 2 de abril de 2011

Alabama 1963



No ha pasado tanto tiempo. Lo parece pero no lo es. El típico campeón que se cree en la cima del mundo. Y decide que su color es el que lava más blanco. Y que los otros son monos. Que sólo merecen cadena y látigo. 1963. Después de una guerra, de dos, de cientos de guerras, con el dogma como argumento principal, único e inabarcable.



El discurso buenista no cuela. Hay que ostentar la razón. Hay que hablar siempre de las colas en el hospital, de los derechos, de los rateros que rondan, hay que buscar un culpable a toda nuestra desazón y que sea de otro color. Que sea desagradablemente diferente a nosotros. Justamente. El discurso buenista corta cabos de la inteligencia. Los sustituye por músculo.



Luego ya sólo es cuestión de hallar al desgraciado que esté dispuesto.
Encontrar las armas es más fácil de lo que se presume.
Las víctimas, aún resultan más fáciles de localizar.
Lo de la sangre fría, entonces...




1963. Parece lejos, pero no tanto. Edades comprendidas entre los 11 y 14 años. Jovencitas.
La araña esta de la segregación, del yo soy antes que él, de ese etiquetaje de palabra fácil, sigue viva, en cualquier corazón, incluso en algunos muy elegantes. Principalmente nutrida de basura televisiva, de obsesiva palabrería que repite como martillo percutor. Que él es el listo y ellos no. Que él puede y tú no. Seguimos jugando a esta ruleta de la muerte y encima creemos tener la razón. La razón mata. Avisados estamos.




John Coltrane : Alabama (1963)

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