lunes, 6 de agosto de 2012

Beck - Mellow Gold (1994)


Pues nada. No le conocía ni el tato y tocó el cielo de primeras con ese "Loser" que triunfaba por la maldita frase de "soy un perdedor, I'm a loser baby, so why don't you kill me".
Luego el amigo Robert Grima se jugó el bigote y lo trajo a la sala Estandard de Barcelona, un domingo frio de noviembre 1994. Rozó el pinchazo porque éramos cuatro y el cabo, pero el amigo Beck Hansen estaba más por la labor de subirse a cualquier sitio donde pudiera enchufarse y tocar que dárselas de estrella. "Loser" le había encumbrado radiofónicamente, aunque tampoco tanto.
El tipo se presentó con su media melena rubia, su guitarra electroacústica hecha una pena y tres músicos negros de acompañamiento, altos como postes de teléfono. Se tocó el disco y nos descubrió que "don't you kill me's" aparte, el tipo tenia un discurso y una clase especial para pisar el escenario, que podría divertir a la audiencia y enamorar a las chicas. 
Después del concierto, volví a casa y quemé el disco. Con el recuerdo de la actuación, las canciones caían diferentes, lo que parecía el caos, ahora era orden. Como en 1994 la información no viajaba con la inminencia actual, el tiempo de reposo era un ingrediente básico. El necesario para que toda esa mezcla de hip-hop y blues del Mississippi cuajara y se hiciera digerible.


Luego el tipo nos regaló una serie de discos que respondían a la evolución básica del artista curioso. Sin mayores prisas.  Con una idea clara entre oreja y oreja acerca del mestizaje. Sin mente abierta, no vayas a ninguna parte.
 Pues eso.

Un documental:

1 comentario:

Francesc Bon dijo...

Aún me resulta extraño oir Mutations, que, decían, era su Nebraska. Artistas incómodos, qué haríamos sin ellos.